Como dicen los sevillanos: “Sevilla tiene una cosa que solo tiene Sevilla”. Esta ciudad desprende un atractivo sin igual. Si Sevilla de día es una experiencia única, al hacerse de noche adquiere un ambiente mágico. Imaginémonos por un momento en el centro de esta ciudad, rodeados de un olor a azahar mezclado con el sonido de una guitarra española mientras contemplamos uno de sus atardeceres. Esta es una experiencia que todos debemos vivir al menos una vez en la vida.
El atardecer de Triana
El barrio de Triana despunta por su impresionante historia y encanto. Es la cuna de Sevilla, la madre del arte andaluz y el origen del flamenco. Visitar Triana significa adentrarse en el corazón de la ciudad y rodearse de sus más puras costumbres. Para beber de la cultura de Sevilla basta con pasear por sus pequeñas callejuelas, tomarse unas tapas en algún bar de la calle Betis o sentarse en un banco con vistas al río. Cualquiera de estos planes nos permite disfrutar del espectáculo trianero por excelencia: su atardecer.
Uno de los puntos donde mejor se ve es el Puente de Isabel II, más conocido como Puente de Triana. Ya sea paseando por el mismo puente o sentados en el pequeño mirador situado a su derecha, podremos disfrutar de este precioso atardecer.
La Plaza de España
La Plaza de España representa la majestuosidad sevillana. Está situada en el Parque de María Luisa y formó parte de la famosa Exposición Iberoamericana de 1929. La intención era construir una plaza-palacio que fuera diferente a todas las demás y lo consiguieron. Es un monumento inmenso considerado una de las atracciones turísticas más visitadas de Andalucía.
El atardecer en la Plaza de España es uno de los más románticos de la ciudad. Una experiencia recomendable es alquilar una barca con la que recorrer el canal mientras se ve la puesta de sol.
Terrazas con vistas a la Giralda
El lugar más conocido de Sevilla por excelencia es la Giralda. Este monumento representa una mezcla de siglos de historia. Su arquitectura refleja la cultura de los diferentes habitantes que pasaron por Sevilla. Por ello, se ha convertido en un elemento singular de la ciudad que no nos podemos perder.
Si queremos ver el Giraldillo relucir, el punto más alto de la Giralda, debemos observarlo desde una perspectiva paralela. Sevilla está llena de maravillosos hoteles con terrazas superiores donde podemos tomar algo tanto si somos clientes del hotel como si no. Desde allí podremos ver un espléndido atardecer. No obstante, debemos tener en cuenta que es una posición privilegiada por lo que deberemos asegurarnos de ir con tiempo para coger sitio.
El Puente de la Barqueta
El puente de la Barqueta de Sevilla es una de las obras de ingeniería más famosas de la ciudad debido a su elegante diseño. Su gran arco blanco cruza el río Guadalquivir. Su estructura junto a su reflejo en el agua nos transmite paz y sencillez. Por esta razón, es uno de los puntos estratégicos desde los que contemplar el atardecer.
No hay nada como sentarse a orillas del río y ver como el sol traspasa por sus varas de metal dejándose entrever. Es una experiencia que traerá serenidad y tranquilidad si necesitas desconectar de la estresante rutina por un momento. Por ello, ¡ir en solitario no será un problema! Es un lugar que nos permite reflexionar además de relajarnos.
La Torre del Oro
La torre del es otro emblema de la ciudad de Sevilla. A pesar de que no destaca por su altura, sí lo hace por su belleza. Se dice que su nombre viene del reflejo que tiene la punta de la torre en el río. Esto es debido al material del que está compuesta. Por lo tanto, podemos conocerla como la luz de Sevilla.
La puesta de sol en este lugar tiene un encanto peculiar. Si nos colocamos en el Puente de San Telmo tendremos la imagen de Sevilla en su estado puro: la Torre del Oro iluminada por el sol anaranjado con la real Maestranza de fondo.
Es recomendable comprar un ticket para dar un paseo en barco por el río durante la puesta de sol. Es una experiencia increíble que nos permite disfrutar del momento desde otra perspectiva.
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