A pocos kilómetros de Ronda se encuentran las ruinas de la antigua ciudad de Acinipo. La mayoría de los restos datan de época romana y son una delicia para cualquier amante de la historia antigua. Incluso si no se es un gran conocedor del mundo romano pasear por las antiguas viviendas de Acinipo permite echar un ojo al pasado de la zona.
Acinipo ha sido ocupada desde la segunda mitad del tercer milenio antes de Cristo, correspondiente al Neolítico, hasta el siglo IV o V de nuestra era. De la Edad del Cobre y la del Bronce es posible observar algunas posibles viviendas de corte circular. Aunque sin duda la etapa más importante del yacimiento la constituyen los restos de época romana. Se cree que la ciudad fue capital de su comarca, debido a la gran cantidad de monedas que se encontraron algunas propias incluso acuñadas en la localidad, lo que implica un evidente protagonismo político y administrativo. Ubicada sobre una pronunciada pendiente obligó que para poder construir sobre ella se desarrollara toda una serie de escalones o terrazas. Constituían un recinto amurallado aunque a día de hoy solo se conservan algunas partes con torres defensiva y lo que se cree que sería la entrada sur del municipio. En cuanto a los edificios destacan dos construcciones, muy probablemente casas, con patio y una pequeña alberca. Fuera de eso lo que más llama la atención son el teatro y las termas con su hipocaustum, que se trata de unas galerías subterráneas que servían para calentar el agua y las paredes del balneario. El yacimiento es conocido desde hace siglos y de hecho fue estudiado por distintos eruditos durante los siglos XVI y XVII cuando ni siquiera estaba desarrollada la arqueología. A partir del siglo III comienza a decaer y en el siglo IV pasara el testimonio a Arunda que años más tarde se convertiría en Ronda. No obstante los restos de cerámica que se han encontrado en las diversas excavaciones sugieren que la población no abandonó totalmente la localidad hasta el siglo VII.
Hay que tener en cuenta que el yacimiento representa una ciudad entera de tamaño medio con lo cual son bastantes los restos que se pueden encontrar. Además quedas muchas zonas que aún no han sido excavadas. Por tanto aquí se señalan las edificaciones más características de lo descubierto.
Prácticamente se conserva en su totalidad, con la excepción de aquellos elementos arquitectónicos de mayor relevancia, por lo que no es difícil imaginar cómo fue. Es Fariña de Corral durante el siglo XVII quien lo identifica aunque estaba descrito ya de antes. De época augustea podía albergar hasta dos mil personas en su graderío, excavado sobre la roca madre, por lo que debió contar con varias salidas, denominadas vomitorios, pero de las que no tenemos resto ya que no se mantuvo el muro perimetral. Su frente escénico es de los mejores que se pueden encontrar actualmente en la antigua Hispania. En general es unos de los edificios mejor conservados de Acinipo pero también del conjunto peninsular. Siguiendo el modelo de Vitruvio podemos distintas partes que componían el típico teatro romano. Una Orchestra semicírculo con baldosas de mármol rosado que constituía los mejores asientos justo en frente de la escena que estaba reservada a las autoridades y donde también a actuaba el coro. Los pasillos de entrada a la orchestra, llamados aditus. El Proscaenium (proscenio) que era donde realmente de desarrollaba el trabajo actoral. Hay más partes pero estas representan lo esencial para conocer lo que serían estos antiguos teatros.
Constituyen uno de los espacios más característicos del pasado romano se denominaban termas si eran públicas y balneum si era privadas. Las de Acinipo datan del I a. C y siguen la estructura tradicional. Por tanto se componen de una caldarium, la sala de agua caliente, el tepidarium, con agua templada para preparar al bañista, el frigidarium, la sala de agua fría y otras estancias para dejar la ropa, descansar, comer, etc. Están colocadas en la zona más baja del recinto por su cercanía con un acuífero. Cómo eran bastante costosas de mantener, estaban a cargo de los decuriones, con el progresivo abandono de la ciudad caen en desuso a partir del siglo III a. C. Se cree que fueron reutilizadas como taller de vidrio por los hornillos que se han encontrado en su interior.
La única forma para llegar a Acinipo es en coche. Saliendo de Ronda hay que coger la carretera A-374, dirección Sevilla. Después de recorrer unos 8 km se toma la desviación de la MA-7402 y a unos 11 km debería de verse a la izquierda una desviación señalada para el yacimiento. El trayecto dura una media hora, la entrada es gratuita y es accesible cualquier día del año.
También es posible visitar las ruinas a través del itinerario vitivinícola WineBus. Cuesta 59€ por persona, el precio incluye el autobús, entrada a diversas bodegas con degustación y un guía.
Este emblemático edificio de la ciudad de Ronda se encuentra situado al borde de la cornisa del Tajo, en un extremo del Puente Nuevo, es decir, dentro del conjunto histórico y, a la vez, muy cercano a la zona comercial de la ciudad. Concretamente, se encuentra en la calle Armiñán 1, en el Palacio de Congresos de Ronda. Por lo tanto, llegar es muy sencillo, ya que se puede llegar a través del transporte público y podemos encontrar lugares para estacionar nuestro vehículo si así lo preferimos.
Durante muchos años al yacimiento de lo conocía como Ronda la Vieja, debido a que se creía que era el asentamiento originario de la localidad. No obstante se descubrió que Acinipo convivió con Arunda, municipio que si terminaría por desarrollarse hasta convertirse en la ciudad actual. El nombre de Acinipo sale por primera vez en las fuentes de Ptolomeo y Plinio el Viejo aunque su etimología se ha estudiado principalmente a través de las monedas del yacimiento. Actualmente existen dos teorías sobre qué podría significar su denominación. Algunos sostienen que proviene de Acini que significa picacho y la palabra tartesia ippo que se traduciría al español como ciudad. Así Acinipo sería la ciudad de los habitantes del picacho. A través de la numismática se ha llegado a otra conclusión ya que la iconografía del municipio aparece con un racimo de uvas por lo que en realidad Acini vendría del latín granos de uva.